eMMC: qué es, cómo funciona y por qué está en portátiles baratos

2022-08-13 14:39:14 By : Ms. Chirs Liu

En caso de buscar un portátil barato, habréis visto que muchos Chromebooks vienen con memoria eMMC, pero, ¿qué es? Explicamos en qué consiste, por qué no la vemos en portátiles mejores y su funcionamiento.

Os planteamos el conocimiento de esta memoria eMMC que se usa para el almacenamiento de datos de una forma sencilla. La vemos en la gama baja de equipos portátiles, pero desaparece cuando entra en juego el SSD o HDD. De momento, os podemos decir que se trata de una tarjeta multimedia.

eMMC viene de Multimedia Media Card, que se traduce como tarjeta multimedia de medios o tarjeta multimedia integrada. Esta tarjeta eMMC se compone de una memoria flash, una interfaz MMC y un controlador de memoria flash. Su sencilla estructura permite que su tamaño no sea grande, ya que es más pequeña que un sello.

La memoria eMMC usa un tipo de socket BGA (Ball Grid Array) y esto significa que va soldada a la placa base del equipo, como ocurre con los procesadores de portátiles o SoCs en smartphones. Esto casi imposibilita poder extender la memoria, ocurriendo lo mismo con ciertos portátiles que llevan la memoria RAM soldada.

Su almacenamiento es muy similar de un pendrive, tarjetas SD o SSDs, ya que una eMMC se compone de memoria flash NAND SLC o MLC. Esta memoria se conecta en paralelo directamente con la placa base del dispositivo. El controlador integrado se hace cargo de colocar los datos en la memoria, liberando al procesador de esta tarea.

Y es que es usa memoria flash, por lo que es ideal para dispositivos portátiles que funcionan con una batería porque consume bastante poco. Es bastante barata de producir, y su pequeño tamaño permitía soldarla en smartphones, portátiles pequeños (Chromebooks), Smart TVs e, incluso, en electrodomésticos o coches.

Respecto a su capacidad, es muy distinto lo que vemos en el mercado doméstico que en el mercado empresarial. En tiendas, podemos ver equipos con memoria eMMC entre 32 y 64 GB; en el ámbito empresarial, esta memoria puede llegar hasta los 512 GB.

Sus velocidades de transferencia no son nada malas, pero sí que es cierto que se quedan lejos de lo que puede ofrecer un SSD: pueden llegar hasta 400 MB/s en escritura, pero en la práctica suele ser más bajas. Así que, es más fácil esperar unos 220 MB/s en escritura como máximo, lo que entra en conflicto con lo que hay en el mercado:

A la hora de comprar un portátil con almacenamiento eMMC, os tenéis que fijar en qué versión ofrece: la última es la 5.1. Si compramos un portátil con eMMC 5.1, significa que disfrutaremos de una tasa de transferencia que se irá hasta los 400 MB/s.

Por tanto, las memorias eMMC son más lentas y tienen menos capacidad que las alternativas en almacenamiento que encontramos en cualquier portátil. Sin embargo, sigue siendo esencial esta memoria en smartphones y tablets, donde no podemos meter un SSD.

Llegamos al punto en el que debemos realizar cierto análisis a este almacenamiento en dispositivos portátiles, resaltando sus puntos fuertes y débiles. Así que, allá van.

Perfecta para equipos low-cost portátiles

No es adecuado para tareas potentes

Tamaño ideal para dispositivos portátiles

Destacamos como silenciosa a esta memoria, ya que los HDD sí que ofrecen cierta sonoridad, a parte de generar vibraciones por su funcionamiento. También, he puntualizado que no todas las memorias eMMC son iguales, ya que hay versiones con tasas muy bajas, como otras con velocidades superiores.

En el caso de que tengamos una versión antigua, heredaremos lo peor de este tipo de memoria: capacidad limitada, no se puede ampliar y su tasa es la peor.

Debido al reducido tamaño de expansión que ofrecen muchos Chromebooks o portátiles de gama baja, quedan pocas formas de aumentar la capacidad de almacenamiento del equipo. Una de ellas es a través de una SD permanente, especialmente si tenemos lector de tarjetas.

Debéis saber que en las tarjetas SD hay distintas clases y velocidades de transferencia, pero lo cierto es que es un upgrade en el que no merece tanto la pena gastarse dinero: los GB en las SDs se pagan muy alto. Aunque podamos comprar una tarjeta SD de 128 GB con 170 MB/s en lectura, la escritura es mucho más baja y suelen trabajar a picos: no son secuenciales.

Por tanto, por querer arreglar algo, podemos empeorarlo: una tarjeta SD tiene peor velocidades de transferencia que una eMMC. Cosa distinta son las tarjetas CFexpress, cuyas velocidades son súper altas, pero su precio es desorbitado para la función que le queremos dar.

En conclusión: si queréis ampliar la memoria eMMC aprovechando una SD, no es mala idea; pero, si tenéis que comprar una para ello… no sale a cuenta.

La primera recomendación es que compréis un portátil o equipo con la memoria eMMC más reciente posible (5.1). Así, os aseguraréis que obtendréis una experiencia de usuario muy decente gracias a esa tasa de transferencia cercana a los 400 MB/s.

Hay que ser claros: es una memoria que se usa en la gama baja, y eso es por algo. Si tienes poco dinero para comprar un portátil y no necesitas mucho almacenamiento, un portátil con eMMC es más que suficiente. Eso sí, no esperéis darle un uso intensivo, sino que es un almacenamiento que encuentra su utilidad en hacer tareas genéricas con el PC: nada de videojuegos, renderizaciones, etc.

Las opciones más comunes son las de 32 GB y 64 GB, por lo que nuestras necesidades tampoco pueden ser mucho más elevadas. En el siguiente escalón, ya encontramos SSD de 128 GB o de 256 GB como soluciones básicas, pero para necesidades más exigentes.

Concluyendo, podemos recomendar eMMC para los siguientes usos:

Algo que sea más exigente, recomiendo optar por un SSD o HDD como mínimo, ya sea por capacidades o por rendimiento.

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¿Tenéis algún equipo con memoria eMMC instalada? ¿Qué experiencias tenéis con su uso?

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